miércoles, 27 de febrero de 2008

River 2008

Todo el mundo sabe que la gestión de Aguilar en River es desastrosa, a excepción del mismísimo José María, que parece no darse cuenta cuando lo vemos canchereando en diversos programas de TV, ponderando sus dudosos logros. Así fue que uno de los dos equipos más grandes del fútbol argentino, dejó paulatinamente de ganar torneos y el festejo se quedó estancado en aquel clausura ’04 con Leonardo Astrada de DT. Como si la sequía no fuera suficiente, también tuvimos que aguantar ver al otro club más grande del país ganar todo lo que se le cruce en el camino. Y además (como si alguien nos siguiera dando cuchilladas después de muertos), soportamos ver a Ortega con la camiseta de Newell’s; Ramón Díaz en el banco de San Lorenzo, D’alessandro con la “diez” del cuervo, Placente con la “tres”, Ferreyra pateando los tiros libres; Cáceres (uno de los pocos centrales de categoría que pasaron por el club en los últimos tiempos) pasándose a la vereda de enfrente, por nombrar unos pocos ejemplos.
También se sufrieron traspiés deportivos que quedarán marcados en las páginas más vergonzosas de la historia millonaria: dos eliminaciones de la Libertadores a manos de Boca, una final perdida ante el humilde Cienciano de Perú, otra Libertadores de la cual no se pasó de primera ronda, algunas derrotas humillantes ante equipos como Banfield, Argentinos o Tigre.
(No pienso mencionar las andanzas de las patotas lideradas por los tristemente célebres Alan y Adrián, tan sólo quisiera expresar(les) que si ustedes fueran más importantes que el club, habría un campo de juego alrededor de las tribunas. Cuando eso ocurra, tampoco me ocuparé de ustedes, el fútbol ya habrá dejado de gustarme.)
Pero de alguna forma extraña, cada vez que comienza un torneo, o llega algún nuevo jugador, o hay un cambio de técnico, las esperanzas se renuevan y eso está pasando hoy con la llegada de Diego Simeone a River. Nadie espera que el equipo sea una maravilla de la noche a la mañana, pero sí se confía en un proyecto serio, en una forma definida de jugar. En definitiva, empezar a recuperar aquello que se perdió. Esa esperanza es la que me hizo hacer esta especie de log (log, no blog) para registrar, desde mi punto de vista, el desarrollo de esta llamada “era Simeone”. Para bien o para mal, ya veremos.

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